martes, 23 de agosto de 2011

Historias de: Madre Teresa de Calcuta


La India es uno de los países más grandes del mundo con inmensas riquezas y una de las poblaciones más numerosas que existen. Bombay, Delhi o Calcuta son enormes centros urbanos donde pocos privilegiados llevan una vida fácil, en medio de un pueblo hambriento y enfermo que sobrevive en los márgenes de la dignidad. Allí, entre la enorme multitud en que se mezcla el desesperado y el indiferente, una monja vestida de túnica blanca con bordes azules, levantó una obra alabada por el mundo entero; fue la madre Teresa de Calcuta.
Por José Medrano
Su imagen, su obra y su mensaje atraviesan creencias, religiones y culturas. La vida de una mujer que extendió los límites de la solidaridad y que hoy es ejemplo para millones de personas en todo el mundo. Este mes homenajeamos a una mujer que nos pertenece a todos: la madre Teresa de Calcuta.
Su verdadero nombre fue Agnes Gonxha Boyaxhiu, nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, Ex República Yugoslava de Macedonia. Vivió con total normalidad hasta sus ocho años, edad en que tuvo que enfrentar la repentina muerte de su padre, lo que dejó a la familia en apuros económicos. Fue entonces cuando su madre tomó las riendas de la familia y puso un negocio de ropa para continuar con la educación de sus hijos. Fue ella quien influyó en el carácter y la vocación de su hija menor.

UN LLAMADO ETERNO.Para comprender la fuerza de la vocación de quien luego sería la madre Teresa, hay que remontarse a sus 12 años. Participaba de las actividades de la parroquia y sus horas libres las pasaba en la biblioteca de la iglesia Sagrado Corazón; así sintió el llamado de convertirse en monja. Lo consultó con su madre, y ella, quizás preocupada, le aconsejó que no forzara el sentimiento. Pasó largas horas rezando en busca de una respuesta hasta que escuchó los relatos del padre Jambrenkovic, quien le contó las aventuras de los misioneros yugoslavos que viajaban a la India; la pequeña quedó fascinada con las historias y deseó ser una de ellos. Así, al cumplir los 18 años, pidió ingresar a la Orden de las Hermanas de Nuestra Señora de Loreto de ese país. Pero antes, tuvo que pasar dos meses en la Abadía de Loreto en Irlanda aprendiendo inglés, ya que la India en ese tiempo era una colonia inglesa. Terminados sus estudios, recibió el nombre de hermana Teresa (por Santa Teresa de Lisieux) y a los pocos meses inició su viaje. La flamante hermana Teresa llegó a Calcuta el 6 de enero de 1929 y después de profesar sus primeros votos en mayo de 1931, fue destinada al convento de Loreto Entally en la misma ciudad, donde enseñó en la escuela para chicas St. Mary. Paralelamente aprendió idiomas locales: el bengalí y el hindi.
El 24 de mayo de 1937, hizo una promesa y se convirtió, como ella dijo, en “esposa de Jesús para toda la eternidad”. Desde entonces se la llamó madre Teresa y continuó con sus clases en St. Mary donde se convirtió en directora en 1944. Los veinte años que pasó en la orden de Loreto estuvieron llenos de profunda alegría. Pero el 10 de septiembre de 1946, durante un viaje de Calcuta a Darjeeling para realizar su retiro anual, la madre Teresa recibió su inspiración, su llamada dentro de la llamada.

DE LAS CALLES DE CALCUTA A LA CELEBRIDAD.
Al observar la muerte en las calles, la madre Teresa no dudó y decidió salir del convento a recorrer la ciudad. Pidió permiso a las autoridades eclesiásticas pero se lo negaron. Pero ella insistió y, ante su obstinación, el Arzobispo de Calcuta le puso como condición que dejara de ser monja para convertirse en laica. Pero no aceptó y elevó su pedido al Vaticano. Finalmente, en julio de 1948, recibió la autorización desde Roma, para recorrer Calcuta. Así, a los 38 años, la madre Teresa dejó el convento y salió a la calle. Copió el atuendo típico de las mujeres de los arrabales indios, un sari blanco con bordes azules. Primero tomó un curso de medicina en Patna y, de vuelta en Calcuta, alquiló una cabaña en un barrio marginal y comenzó a enseñar a chicos pobres. La madre Teresa fundó una escuela como jamás nadie lo hizo: salió un día a caminar por un barrio infectado por la basura, se sentó en la calle y empezó a dibujar en la tierra con un palo. Unos niños se acercaron curiosos; enseguida les dio una clase y compartió comida con ellos. Y así durante una semana, hasta que un cura le regaló cien rupias para que abriera una escuela. A los dos meses tenía 56 alumnos y la gente del barrio comenzó a ayudarla.
Pero ella fue aún más allá, se internó en un barrio marginal y peligroso llamado Tijalba. Nadie se había atrevido a ir allá; las calles estaban pobladas de leprosos, abandonados por sus propias familias. La madre Teresa salió a pedir ayuda a las parroquias: en pocas la ayudaron, en la mayoría la humillaron diciéndole “la monja de los callejones”. Pero sus seguidores y voluntarios crecían y, junto a ella, recorrían las calles recogiendo a leprosos, tuberculosos o borrachos. Como constantemente veía la muerte en las calles, se acunó en ella la idea de crear un lugar para que los moribundos pudieran partir en paz, y como casi todo en su vida, finalmente pudo llevarla a cabo y fundó la Casa del Corazón Puro (Nirmal Hidray). Pero su petición causó sorpresa, hicieron falta muchos permisos y autorizaciones. Por fin, llegó el sí desde Roma y consiguió dos grandes tinglados, cerca del templo de la diosa Kali.
La madre Teresa jamás se detuvo en su lucha, en su pedido, en su constancia por ayudar a los demás. Así ganó celebridad: con su mirada penetrante, la dulzura de su sonrisa y su rostro surcado por arrugas desde muy joven. Las décadas de sacrificios trajeron sus frutos y la mujer que sintió un llamado místico, la que decidió dejar su ciudad natal para ir hasta la India, arrastró detrás de sí a cientos y luego miles de personas que la siguieron. Ingresó en los barrios más pobres y peligrosos, ayudó a los infectados de SIDA cuando nadie los reconocía y para 1979 se ganó el Premio Nobel de la Paz. Pocos años después logró ser recibida en Cuba, se entrevistó con Fidel Castro e instaló su orden. En 1988 también se le permitió entrar en la ex Unión Soviética.

“DAR HASTA QUE DUELA”. A partir de 1990 a la madre Teresa empezó a fallarle el corazón, entonces le pusieron un marcapasos que la volvió a levantar y la hizo trabajar más fuerte que antes. El propio Juan Pablo II, cuando fue a visitar la Casa del Corazón Puro, más conocida como la Casa del Moribundo, llegó a pedirle que no trabajara tanto, pero ella no le hizo caso.
En 1994, el inglés Christopher Hitchens atacó duramente a la Madre en un documental para la televisión, en donde la trató de “ángel del infierno” y la acusó de “demagoga, oscurantista y sirviente de las potencias occidentales”, aduciendo que el objetivo de ella no era el de ayudar a enfermos y moribundos sino el de realizar una cruzada contra los anticonceptivos y el aborto provocado. El mundo salió a defender a la madre Teresa con el argumento de que lo único que había hecho durante toda su vida fue dar. “Dar hasta que duela”, como solía decir ella. En sus últimos años, su muy mal estado de salud no le impidió trabajar a favor de los más necesitados hasta las últimas consecuencias. Ella, obstinada, jamás cedió y falleció el viernes 5 de septiembre de 1997, víctima de un paro cardíaco a los 87 años de edad sin haber dejado de trabajar un solo día de su vida.

La cosa más fácil Equivocarse.
El obstáculo más grande El miedo.
El error mayor Abandonarse.
La raíz de todos los males El egoísmo.
Los mejores profesores Los niños.
La primera necesidad Comunicarse.
Lo que más hace feliz Ser útil a los demás.
La persona más peligrosa La mentirosa.
El sentimiento más ruin El rencor.
El regalo más bello El perdón.
Lo más imprescindible El hogar.
La sensación más grata La paz interior.
El resguardo más eficaz La sonrisa.
El mejor remedio El optimismo.
La fuerza más potente del mundo La fe.
Lo más bello de todo El amor.

Flavia Palmiero: "Cuando subí al escenario es como si no hubiera pasado el tiempo"


A 25 AÑOS DE SU DEBUT CON LA OLA VERDE, EL PROGRAMA INFANTIL QUE MARCÓ UNA ÉPOCA, UNA DE LAS MUJERES MÁS CARISMÁTICAS DEL PAÍS SORPRENDIÓ A TODOS Y VOLVIÓ A DEDICARSE A LOS CHICOS, EL PÚBLICO QUE, SEGÚN SUS PROPIAS PALABRAS, LA HACE SENTIR MÁS CÓMODA. UNA MUJER QUE CONQUISTÓ EL PAÍS CON MENOS DE 20 AÑOS Y AHORA VUELVE CON LA MAGIA INTACTA. EN ESTE NÚMERO DE CLUBS & COUNTRIES, FLAVIA MUESTRA CÓMO VENCER AL TIEMPO.
Por José Medrano
La mujer desafía el paso del tiempo y sí: ¡está igual! O casi. Porque los años no pasan en vano y, tras haber triunfado como nadie con los niños, luego de haberlo intentado también con adolescentes y adultos, y después de una relación de años con uno de los más poderosos empresarios argentinos, su imagen quedó siempre ahí, como conservada en formol dentro de la memoria emotiva, especialmente en la de aquellos que superan los 30 y recuerdan su infancia ligada a uno de los más grandes éxitos de fines de los 80: La Ola Verde. Pero llegar hasta Flavia requiere de paciencia; hay al menos diez periodistas que buscan entrevistarla y ella, muy profesional, se preparará para cada medio, para cada público que, finalmente, es uno solo: aquel que la recuerda con el emblemático Señor Televisor, hoy convertido en una moderna pantalla de leds. Sí, pasó el tiempo y Flavia no es la misma, aunque logró conservar detrás de la actriz, de la femme fatale y de la que bailó por un sueño, a la chica de 19 años que cautivó a todos y que hoy, superados los cuarenta, quiere surfear una ola más.
¿Cómo surgió este regreso a La Ola Verde después de tanto tiempo? Fue un proceso de muchos años de decir “no”, porque no me animaba; porque pensaba que era una etapa cumplida; porque nunca imaginé que algún día iba a tener la energía de conquistar a los chicos; porque competía mucho con lo que había hecho a los veinte años. Siempre me resultaba raro pensar en que había pasado el tiempo, hasta que un buen día me levanté y dije: quiero volver. Quizás en esto tuvo mucho que ver la gente que siempre me decía cosas lindas, que me pedía que vuelva, que no se había olvidado de nada. Ese fue el gran motivador: el público que siempre me recordaba todo lo que había vivido en su infancia. Entonces este regreso nace después de un largo proceso en el que hice muchas otras cosas, hasta que todo confluyó para que esté hoy acá. No creo que haya sido solamente mi decisión.

Además en este 2011 se cumplen 25 años de tu primer salida con el programa. Sí, este año es el aniversario de la primera Ola Verde en Canal 11 y bueno, de alguna manera, era ahora o nunca. Fue algo mágico, un día me levanté y quise hacerlo.

Hace un tiempo se habló de gente que iba a acompañarte, mencionaron a Rocío Guirao Díaz, a Luisana Lopilato… No, eso fue un error de información. Pudieron haber sido ellas u otras chicas; en realidad era un proyecto que tenía que ver con La Ola Verde, pero en donde yo no iba a ser la conductora; ellas iban a ocupar mi lugar. Era otro programa que no tiene nada que ver con este. De hecho, en ese momento yo preferí no hacerlo porque no estaban las condiciones dadas y la verdad es que La Ola tiene una mística muy particular, y la gente que lo recuerda le tiene un amor muy grande; entonces había que ser muy cuidadoso con lo que se hacía. La verdad es que cuando decidí no hacer aquel show no sabía que iba a regresar yo.

¿Y qué es lo que tiene esta nueva Ola? Yo creo que este proyecto si bien tiene toda la esencia del pasado, o sea: La Ola Verde, La Ola está de Fiesta, y Corazón de tiza, va a tener también mucho de actual, va a estar aggiornada y sabemos que estamos montados sobre el 2011.

Sí, ¡el Señor Televisor es un LCD! ¡Es una pantalla de Leds! Eso es un gran avance (risas). Además, por ahora son shows en vivo, más el disco. Estuvimos en el Maipo y después vamos a recorrer el país, pero por el momento no vamos a hacer televisión.

¿Cómo fue el reencuentro con los chicos?El reencuentro con los “chicos grandes” fue maravilloso (risas). En serio, fue increíble, porque vuelven a ser niños otra vez y llegan al show enloquecidos como cuando tenían cinco o diez años. Lo que más asombró es cómo ellos les transmitieron a sus hijos, primos o sobrinos todo lo que vivieron. Y eso se nota a los cinco minutos de que empieza el espectáculo, porque los verdaderos chicos, que no me conocían para nada, pasan a conocerme de una manera automática y yo no me esperaba eso. Es todo un desafío conquistarlos cada vez que me subo al escenario: cuando volví por primera vez y los vi con las banderas y tan felices, quedé impactada. En mi segundo show, que fue en Ituzaingó, estuve muy emocionada, porque tuve la sensación de que el tiempo no había pasado.

¿Qué diferencias notás entre los chicos de hoy y los de antes? Todavía no te puedo decir las diferencias. Sé que cuando quise volver a hacer este show, me salió por instinto, no pensé mucho en lo que se usa o en lo que no se usa, tampoco tuve en cuenta las modas. Yo lo hago desde un lugar que es muy cómodo para mí, un lugar donde no hay misterios. Y la tecnología de estos días no tiene que distanciarnos, al contrario: tiene que estar de nuestro lado. Hoy tengo una puesta en escena mucho más exigente: canto en vivo, bailo mucho más que antes y hay ciertas cosas que no cambian con el paso del tiempo.

Hace poco dijiste que con los chicos las cosas son mucho más simples de lo que parecen, ¿es así? En este caso las canciones fueron muy fuertes. Además rescaté las que más habían gustado y las actualicé con los sonidos de hoy en día, pero nunca perdieron la rítmica ni el encanto; entonces los chicos se siguen enganchando desde lo auditivo y las sensaciones siguen ahí. Tenemos muy en claro que visualmente hay que mostrarse en el 2011, pero con una esencia que no cambia, que es la esencia de la infancia. Es ahí donde las cosas son más simples de lo que parecen.

También es cierto que los chicos ahora están más violentos y hay otro contexto… Todos dicen eso y yo no sé si es así. El otro día salí al escenario y vi cómo, en dos minutos, chicos de todas las edades se divertían sanamente, y también los grandes. Entonces creo que cada uno elige lo que le gusta. Lo importante es que cada uno encuentre lo suyo y que haya buenas opciones.

En todos estos años pasaron muchas animadoras para chicos, pero de alguna manera vos estuviste siempre presente, ¿qué te pasa con eso? Eso es algo que me dicen mucho ustedes, los que eran chicos cuando existió La Ola Verde, pero no lo sé, porque después de dejar el programa no consumí más ese tipo de cosas, porque mis hijos empezaron a ver otras y después se hicieron más grandes, entonces no conocí nada de lo que pasó después. Quizás marqué una tendencia que después se siguió y la continuó mucha gente, lo cual está bueno, y también está bueno volver a retomar el camino, pero siempre marcando una diferencia.

¿Cuánto te preparaste en estos años?Mucho, la verdad que ahora tuve tiempo. Tengo muchos años en clases de canto, baile y actuación, cosa que a los 19 años no pude hacer. Quizás lo que más me impactó es que el timbre de voz es el mismo: a pesar de que ahora tengo más capacidad para cantar, el color de la voz es igual.

Trabajaste también con adolescentes y con grandes, ¿tu público ideal es el infantil?Eso dicen… (risas). Yo me siento muy cómoda con los chicos, pero ahora me estoy probando de vuelta, todavía no lo sé. En el primer show que dí en Vicente López sentí que sí, que esto es lo mío. Asumo que es mi debilidad, pero no voy a descartar otras cosas por eso. Yo soy una artista, y hago un show para chicos de la misma manera en que lo hago para grandes. Hago lo que me gusta y lo hago con todo el profesionalismo; yo a los chicos les hablo del mismo modo en que lo hago con los grandes, esa es la verdad. Les hablo de igual a igual. Lo hice a los 19 años y también ahora.

¿Y tus hijos cómo tomaron este regreso?Para ellos fue raro, porque Giulana (22) nació en La Ola y Gianni (16) no lo vivió, él conoció mi etapa de actriz y conductora de televisión. Es raro, porque ahora ya soy una mujer mucho más experimentada; en aquella época era una chiquita que recién daba mis primeros pasos, que empezaba a tener mis propios hijos, y eso es algo que hoy me suma mucho, porque puedo hablar con los padres desde otro lugar. Mis hijos están contentos de que yo haga lo que me gusta, pero para ellos yo sigo siendo su mamá: es lo mismo que vaya al teatro que a una oficina. De más chiquitos disfrutaron mucho porque vivieron rodeados de otros chicos, pero la verdad es que ahora son grandes, tienen su vida y yo tengo más tiempo para trabajar. Quizás era algo pendiente, porque muchas veces no pude cumplir del todo con mi carrera porque quise ocuparme de ellos.

¿Dejaste La Ola por tus hijos? No, en ese momento lo dejé para armar la telecomedia infantil en televisión Corazón de Tiza, que fue la primera vez que se hacía, y que fue una idea de Alejandro Romay y mía, y en donde pude actuar, bailar y cantar para los chicos y, sin querer, inventamos un género que después continuó.

Te lo habrán preguntado mil veces pero, ¿te gustaría volver a ser mamá?Sí, claro que me gustaría. De todas maneras estoy muy realizada como madre y, sin dudas, lo que más me gustó en la vida fue ser mamá. Pero reconozco que tuve hijos de muy joven y, como siempre trabajé, hubo mucho de sacrificio; ahora que los chicos están más grandes, tengo un poco más de libertad para hacer mi trabajo, y ellos me acompañan más que antes. Ahora estoy sola, pero bueno, nunca se sabe…

PING PONG
Un libro “Santa Evita”, Tomás Eloy Martínez.
Un disco No puedo elegir uno sólo, mi iPod es un desfile de géneros. Me gusta todo.
Una película Notting Hill, La Boda de mi mejor amigo.
Una comida Todo lo que tenga que ver con mariscos me encanta.
Una persona a quien admires Es difícil porque tengo mucho referentes en la vida. Admiro a mucha gente, te puedo admirar a vos, a mis hijos, a mi madre… depende.
Un lugar en el mundo Mi casa, sin dudas. Me gusta mucho cocinar y estar con mi familia. Me gusta mi hogar, no lo cambio por nada.

La historia de la familia entrerriana que vive amenazada por narcos

 Los Miglioni encontraron 30 paquetes de marihuana en sus campos. Habían caído desde una avioneta. Desde que los entregaron a la policía, recibieron disparos y advertencias.

Por José Medrano. 

Oscar Miglioni jamás imaginó que toda una vida dedicada al campo y la cría de ganado se vería tan violentamente amenazada. Es que en septiembre de 2010, cuando un grupo de narcos "perdió" varios kilos de marihuana sobre sus tierras en Ibicuy, Entre Ríos, todo cambió: comenzaron los llamados con amenazas, los mensajes de texto y hasta los tiroteos. Hoy Miglioni tiene custodia las 24 horas, su mujer perdió un embarazo y tiembla cada vez que ve pasar avionetas por su casa.

"En la última amenaza nos dijeron que iban a ponernos una bomba y que iban a matar a toda mi familia y a los botones (por los custodios) que estaban acá", cuenta Oscar en diálogo con A24.com y su mujer, Fabiana Parada, interrumpe: "Esto empezó hace mucho, nosotros llegamos una noche desde Zárate y vimos una lancha. Cuando nos acercamos a ver quiénes eran, empezaron los tiros. Fueron 15 disparos. No entendíamos qué es lo que estaba pasando".

La familia Miglioni luego entendería. Uno de sus cuatro hijos encontró a los pocos días 30 paquetes de marihuana que Oscar, por consejo de su abogado, entregó a la policía. Hacer lo correcto fue algo que le costaría muy caro a Oscar. Los narcos querían recuperar el botín perdido.

A partir de ese momento arreciaron las amenazas sobre el celular del hombre: "Entregá lo que tenés o te vamos a matar a vos y a toda tu familia", "Te tengo ubicado. Te tiro una bomba y mato a todos", "Ojo, ojo, te quedaste con merca y eso te va a costar la vida. Querés o no, andate del campo y no te molesto más, escuchá bien, pero bien".

Estos son sólo algunos de los mensajes de texto que recibió Oscar, quien, ante A24.com, asegura que "desde hace 15 días que se dejaron de joder, aunque las avionetas siguen pasando casi todos los días. Anoche pasó una a muy baja altura y sin luces". La familia tiembla cada vez que las ve y la policía parece no hacer nada ante esta situación.

A pesar de esto, los oficiales que se mantienen apostados en la finca ya se enfrentaron dos veces a los tiros con los narcos que atraviesan con total impunidad el espacio aéreo del lugar. En uno de los tiroteos, Fabiana, presa del pánico, perdió un embarazo: "Fue terrible, se vive con miedo y no sabemos cómo va a terminar esto", dice ella sin querer resignarse a abandonar sus tierras.

El campo, de poco más de 800 hectáreas que Oscar logró a fuerza de décadas de trabajo, se ven ahora comprometidas: por miedo a salir de su casa, ya perdieron decenas de terneros en una crecida del río. La familia teme que los narcos lleguen para cobrarse la droga que perdieron.

"Nosotros ya dimos aviso a la policía todas las veces que tuvimos que hacerlo. Quiero imaginar que hay un juez detrás de esto. Yo ni siquiera sabía lo que había en los paquetes, somos gente de campo, pero alguien tiene que hacerse cargo de esto", dice Oscar consciente del riesgo.

Lamentablemente, sin radares ni controles aéreos, el campo de los Migliori (cerca de la ruta 14 y el Río Uruguay) resultó estar en medio de la ruta que los aviones narcos sobrevuelan sin que nadie haga nada para impedirlo.

La lucha de un joven discapacitado para ser profesor de Educación Física

 Emiliano Naranjo logró recibirse de Licenciado pero ahora la Universidad de La Matanza le impide cursar las materias para tener el Profesorado. El joven habló con A24.com y dio su versión.

Por José Medrano
Emiliano Naranjo tiene 30 años, una discapacidad motriz que lo obliga a caminar con bastones y una Licenciatura en Educación Física. Y actualmente lleva adelante una demanda legal contra la Universidad de La Matanza que no le permiten terminar de cursar las materias para acceder al título de Profesor con el que podría trabajar y desarrollarse profesionalmente.

"Hemos tenido una medida cautelar favorable que me permite cursar cuatro de las seis materias para acceder al título de profesor de Educación Física, pero si no me dejan terminar la carrera no puedo acceder a cargos docentes formales", cuenta Emiliano en diálogo con A24.com: "El argumento es que hay una carga práctica que no puedo demostrar con mi cuerpo pero existen anteceden de personas con problemas mucho más graves que se recibieron de profesores", dice.

Emiliano cuenta con el respaldo de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), las Madres y Abuelas de Playa de Mayo y su objetivo, además de laboral, apunta a la igualdad: "Yo quiero tener las mismas condiciones que los demás, sé que mi discapacidad complica todo pero lo que no es justo es que habiendo mecanismo legales y antecedentes válidos es que no me permitan acceder a un salario digno", explica. Es que la falta del título habilitante impide al joven poder desarrollarse.

Hasta ahora, Emiliano logró que la Justicia Federal de San Martín ordenara a la Universidad de La Matanza que lo autorice a cursar cuatro materias del Profesorado que son teóricas y no ameritan destreza física, pero ahora faltan dos más para poder acceder al título. De hecho, Emilano trabaja como docente ayudante en gimnasia deportiva en el Club Social y Deportivo Paso del Rey.

"La gente prejuzga mi capacidad en general, no solo en Educación Física. Hay varios antecedentes en este campo que avalan mi pedido. Además, existe mucha tecnología y otras herramientas con las puedo explicar desde la teoría", dice Emiliano y grafica: "Los argumentos que me dan son ridículos, hay profesores de 60 años que tampoco pueden demostrar todo con su propio cuerpo, y ninguna persona puede hacer una mortal en el aire en un aula o el patio de un colegio".

"Quiero tener la libertad de elegir a quien enseñar. Que la gente no me deje elegir a quien enseñar hace que se perpetúe un modelo de educación que se basa en los prejuicios", cuenta mientras espera que la Justicia avance y finalmente pueda completar las materias que le faltan.

“Mi sueño es estar en marquesinas de avenida Corrientes”

 
Procesada en una causa por tráfico de drogas a Europa, Daiana Antivero busca su destino en el mundo del espectáculo. Con nuevo representante y ofertas en pie, habló con A24.com y contó sobre su desembarco en la colonia farandulera.
 Por José Medrano
Pese a que continúa procesada y a la espera de que la Justicia decida si tendrá que afrontar un juicio oral o no, Daiana Antivero, mejor conocida como la “narcomodelo” parece abrirse camino en el mundo del espectáculo con ofertas que van del teatro de revista a Bailando por un sueño.
Acompañada por Pablo Cerrutti, conocido hombre de relaciones públicas que entre otras lanzó a la fama a Wanda Nara, Daiana dice: “Estoy a la espera de que la Justicia decida por mi situación, yo recuperé mi libertad por falta de pruebas y no tengo nada que esconder”. Luego, consultada sobre su futuro dentro de los medios, agregó: “Por el momento es todo muy reciente, recién ayer tuvimos las primeras reuniones y estamos evaluando las posibilidades que se presentan”.
Según circula por radiopasillos, entre las ofertas, habría una para que participe del certamen que lleva adelante Marcelo Tinelli y ella, algo sorprendida, dijo: “A mi bailar es algo que me encanta, no es de ahora sino de siempre y surge la posibilidad de ir al Bailando yo me veo re bien, me encantaría”. Luego, cauta, y sin dejar de mirar a Cerrutti, agregó: “Ahora que soy “famosa” tengo más propuestas, en teatro de revistas y otras cosas pero me están asesorando”.
Daiana, que también admitió ante A24.com que todo su episodio fue “una desgracia con suerte” (ya que de ese modo llegó a darse a conocer) sostuvo: “Mi sueño es hacer teatro toda maquillada y producida. Mi sueño es ver mi foto en una marquesina gigante sobre la calle Corrientes”.
Finalmente, la narcomodelo reflexiona sobre su presente y cierra: “Lo que no quiero es que las chicas me tomen de ejemplo, yo no busqué esto para tener fama y no es lindo estar preso ni un solo día por algo que uno no hizo. Yo sé que ahora todos me conocen como la narcomodelo, pero espero que algún día todos vuelvan a decirme Daiana Antivero. Ése es mi nombre”.